jueves, 3 de mayo de 2012

La Plataforma "Yo apoyo al Teatro PROFESIONAL Asturiano", acusa al teatro amateur de intrusismo, deslealtad y suplantación.

La Plataforma "Yo apoyo al Teatro PROFESIONAL Asturiano", acusa al teatro amateur de intrusismo, deslealtad y suplantación.

El párrafo que sigue está incluido en un manifiesto  que pretende denunciar la mala situación que presuntamente atraviesa el teatro profesional asturiano. Ese tipo de denuncias, sin entrar en el fondo de los argumentos, nos parece comprensible (la situación del teatro en general no es muy boyante), lógica e incluso necesaria. Pero si entramos en los argumentos esgrimidos, para argumentar la mala situación, nos encontramos con uno que llama poderosamente la atención:

Marcado intrusismo por parte del llamado "teatro amateur" (que goza de ingente apoyo a través de las administraciones públicas en detrimento del profesionalismo –llegando a suplantar a éste en la mayoría de los eventos escénicos)

Es, en argumentos como estos, donde se pierde la razón y se devalúan los otros argumentos ya de por si endebles. Pedir más ayudas públicas, más actuaciones programadas, más inversión para el Circulo Asturiano de Teatro y que se paguen las facturas con más celeridad, podría ser defendible y compartido por muchos profesionales e incluso no profesionales.

Nosotros no calificaremos estos argumentos porque se califican por si solos. No sabemos quien dirige esta plataforma y sobre todo quién redacta los escritos reivindicativos. Pero en sus distintas publicaciones se dicen cosas como estas:

En la publicación Rtpa  transcriben la opinión de Jorge Moreno que, según dicen de él, comenzó en el Teatro como aficionado en 1994 y en 2001 hasta que decidió establecerse como empresario para poder vivir de su pasión de una manera profesional. Dicen además que en la plataforma defienden el teatro como una actividad industrial más que debería de regirse por las mismas reglas de mercado que otros sectores”.

En un blog editado por la plataforma se dice así mismo:

En Asturias, profesionales y amateurs comparten los mismos espacios y la confusión entre ambos perjudica drásticamente a los primeros, que se ven asfixiados por una competencia que resulta desleal, pues comparte con los profesionales espacios y privilegios sin cumplir con ninguna de sus obligaciones (legales, fiscales...). Por ello, y a modo de honesta y necesaria información para el público, clarificar dicha distinción es de vital importancia.
Desde nuestra plataforma, compuesta por más de doscientos profesionales y espectadores, rogamos que esa diferencia se haga visible en la información y publicidad de las programaciones de Artes Escénicas en el Principado.

Por otro lado y ante la creación en Langreo del Centro de Artes Escénicas Álvarez-Novoa, un centro de creación escénica de teatro amateur, recogida en El Comercio, manifiestan su

rotunda oposición al proyecto del Ayuntamiento de Langreo respecto a la futura puesta en marcha del "Centro de Artes Escénicas Álvarez-Novoa" -que pretende favorecer la creación de grupos de teatro NO PROFESIONALES-. Cuando más de cuarenta empresas de la escena en el Principado se ven abocadas al cierre ante la falta de perspectivas y la indiferencia de las administraciones, resulta contradictorio que un municipio dedique más de 200.000 euros al fomento de un supuesto hobby, sobre todo teniendo en cuenta que la competencia desleal del falso "amateurismo" constituye en la práctica una severa amenaza para la continuidad del sector.

Resulta sorprendente, y quizás para algunos indignante, ver que la defensa de un sector se construya sobre el desprestigio de otro. No entendemos tanta inquina y sobre todo si viene de alguien que procede del mundo amateur (quizás nunca lo fue). Tampoco entendemos el recurso a la mentira como medio para tener razón. Nadie en su sano juicio puede afirmar que el teatro amateur no cumple ninguna de sus obligaciones (legales, fiscales...). Quien eso dice demuestra una ignorancia absoluta sobre el marco legal en el que se mueven los grupos amateur… o una mala fe («mauvaise foi», como la llamó Sartre) manifiesta.

A nosotros no nos sorprende ni nos indigna. A nosotros nos produce tristeza. Una tristeza que viene de comprobar que alguien piensa que los responsables, de la mala situación de las artes escénicas en general y de las profesionales en particular, son los amateur. Eso es no entender nada, o no querer morder la mano de quienes les subvenciona o tiene que abonar las deudas pendientes, por si en el futuro hay que llegar a acuerdos con ellos. Y para ese pim-pam pum están los aficionados… un blanco fácil.

Será el tiempo el que ponga a cada uno (profesionales y amateur) en su sitio ya que la administración responsable de las artes escénicas no lo hace, o se desentiende de ello. Pero los amateur tenemos claro de que va esto y no nos dejamos engañar… y tampoco nos deberían preocupar estas pataletas más propias de la mediocridad, de la envidia y de despechos enfermizos que de una reflexión razonada.

Ladran luego cabalgamos, amigo Sancho.

10 comentarios:

  1. Una buena opinión.
    Se puede decir mas alto, pero no mas claro.

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  2. Estimados amigos: les envío (por partes) una reflexión cargada de sentido y ajena a cualquier tipo de interpretaciones.

    Un saludo.

    Jorge Moreno
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    En nuestro país la actividad profesional debe ajustarse a las reglas y leyes que la regulan, si no se quiere incurrir en irregularidades o incluso fraudes. Las artes escénicas, en cuanto a actividad profesional, no están exentas de esta regulación. Todo individuo o colectivo de individuos que quieren desarrollar de forma profesional esta actividad deben cumplir con la legalidad administrativa, normas del mercado laboral y obligaciones fiscales que marcan nuestras leyes.

    Por otro lado nuestras leyes contemplan también la posibilidad de que individuos y colectivos puedan realizar actividades relacionas con las artes escénicas desde el amateurismo, para lo que tendrían que cumplir con las normativas que regulan el movimiento asociativo y mas concretamente las referentes a asociaciones culturales.

    Dos formas, dos modelos de desarrollar esta actividad cultural: el profesional y el amateur. Cada individuo, o colectivo, interesado en las artes escénicas es muy libre de elegir el modelo que mejor se adapte a sus necesidades o condiciones para desarrollar su afición o vocación, pero una vez elegido estará obligado a cumplir con las normativas que regulan cada uno de estos modelos.

    Si el modelo elegido es el de amateur deberá aceptar, entre otras cosas, que su actividad es de aficionado y que en ningún caso podrá obtener remuneraciones económicas por practicarla.

    Si el modelo elegido es el profesional deberá aceptar todas las obligaciones que esto implica: altas en registros administrativos, pago de salarios y de seguros sociales, obligaciones fiscales….etc.

    Ocurre, por desgracia, que estas premisas, por muy obvias que resulten, no siempre se cumplen. Hay individuos y colectivos que incumplen sistemáticamente con la legalidad y que perciben “salarios” a pesar de ser aficionados o que no pagan seguros sociales a pesar de llamarse profesionales.

    Nos hemos acostumbrado a aceptar como normal el hecho de que un grupo aficionado perciba cachet por representar una obra determinada. Parece ser que se han ganado este derecho, el de percibir cachet, en base al esfuerzo y los gastos que les acarrea el montaje de esa obra, y yo me pregunto: ¿Qué afición no requiere esfuerzo y gastos? ¿Acaso los aficionados a otras disciplinas culturales o deportivas perciben dinero por el esfuerzo y gastos que les supone su práctica? ¿Qué diferencia, por ejemplo, al aficionado al teatro del aficionado al esquí? El aficionado al esquí paga de su propio bolsillo el equipamiento, transporte e incluso el uso de las instalaciones públicas necesarias para desarrollar su afición ¿Por qué entonces el aficionado al teatro exige que se le paguen los desplazamientos, las dietas, los gastos del montaje o del alquiler de locales de ensayo? ¿No basta con que se les cedan gratuitamente instalaciones culturales para el desarrollo de su afición sino que además hay que costearles su hobby?

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  3. Para mi la respuesta a estas interrogantes está clara: las instituciones públicas han confundido los términos y mezclado “churras con merinas”. Las causas, a mi entender, de esta confusión son fundamentalmente dos: por un lado han sucumbido a la presión de una parte del sector amateur que exigía esas “prebendas” (ya sabemos del temor de los políticos al movimiento asociativo) y por otra han buscado cubrir un servicio que les deben a los ciudadanos de manera más económica ¡Por qué voy a gastarme tres mil en un grupo profesional si uno aficionado me lo hace por mil! Y claro, como el nivel cultural de una buena parte de los responsables político-culturales no da para distinguir calidades artísticas hemos llegado… a donde hemos llegado.

    Yo no le voy a negar a nadie su derecho a considerar que lo que él hace va más allá de la afición y que tiene la suficiente calidad como para poder ser digno de percibir cachet. Pero si que le voy a pedir que, en vista de que el cachet debería llevar implícito (al menos desde el punto de vista ético) la prestación de un servicio profesional, adecuen su estatus legal para poder percibirlo, ya que, mientras la ley no diga lo contrario, los servicios profesionales solo los pueden prestar las empresas. No obstante podría darse el caso de que una asociación de aficionados necesitase de personal profesional para desarrollar su actividad, como por ejemplo un administrativo o un técnico especializado, con lo que esa asociación estaría ética y legalmente autorizada para percibir un cachet en concepto de los gastos que le acarrea ese personal, aunque, y creo no equivocarme, son muy pocas las que, en el campo del teatro, disponen de este personal.

    Por otro lado existen compañías de profesionales que trabajan con una deficiente cobertura laboral. Existen individuos y colectivos que “juegan con dos barajas” y ofertan un mismo espectáculo bajo el epígrafe de asociación cultural o de empresa en función del mercado al que se dirigen. A estos individuos y colectivos les quiero pedir que reflexionen y abandonen estas prácticas que enturbian y denigran las artes escénicas y que suponen una clarísima competencia desleal para quienes actúan en coherencia con el modelo legal que han elegido.

    A las administraciones públicas ya no les voy a pedir: les voy a exigir, porque estoy en mi derecho, que pongan orden en el caos que ellos mismos han provocado con su política respecto al teatro aficionado y que extremen las medidas de control para evitar prácticas que están al margen de la legalidad y que van en contra del interés general por una cultura de calidad, transparente y ordenada.

    Carlos Tapia

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  4. A proposito de la noticia sobre la acusación de intrusismo,en Asturias, por parte del teatro aficionado en el sector
    profesional.
    Sin ningun animo de entablar luchas fraternales entre compañeros dedicados al mismo quehacer artistico y estando en el
    dificil equilibrio de dirigir grupo amateur y en ocasiones a alguna compañia profesional ,quiero opinar serenamente sobre
    este tema,al parecer de guerreril actualidad en esa zona.
    Podría decirse,supongo,que lo "profesional" se queja de que lo "aficionado" tiene mayor contratación entre los
    programadores, posiblemente porque su cachet es mas bajo y por ende mas rentable para estos.Quizás también aducirán
    que deben hacer frente a determinados pagos obligados ,etc, etc.
    En la práctica,la única diferencia es el sueldo de los componentes de la compañia.Porque tambien los "aficionados" deben
    hacer frente a gastos como transportes , viajes, comidas,montajes,etc.En la mayoria de las ocasiones son un numero mas elevado de actores y por lo tanto mas gastos.
    En un porcentaje muy elevado el montaje de un aficionado no tiene nada que envidiar al de un profesional,y en muchos casos
    lo supera.Seguramente porque se le dedica mas tiempo y se mima mas el producto,se hace con mas cariño e ilusión,no
    por el "tengo que ganar dinero" . Por otra parte,no hay un programador tonto , y si contrata algo será porque constata que
    aquello es lo mejor para su teatro.Sin contar con la multitud de salas pequeñas ,que el profesional no visita, y que el aficionado
    si porque su afan es llevar el teatro a todo tipo de publicos.
    Asi pués,vamos a dejar las cosas como estan.Porque yo podría hablar de algunas compañias profesionales que se presentan
    a Certámenes de teatro aficionado (en algunos no te piden demostrar nada) para ganar premios y con ellos el dinero que
    conllevan, privando a otros grupos ,de aficionados,de poder competir en igualdad.
    Repito, dejemos las cosas como estan .Intentemos ser condescendientes y procuremos ser mejores gestores ,en vez de creernos
    estrellas en este firmamento teatral.
    Un abrazo a todos los teatreros , sin distinción.

    Andrés Alcántara Gimenez

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  5. Querido amigo Carlos.

    Ante todo gracias por tu participación.

    De tus opiniones se deduce que no tienes una visión muy completa de cómo funcionan las asociaciones sin ánimo de lucro (formula por la que se rigen los grupos de teatro amateur) por eso te permites hacer una serie de juicios de valor que preferimos pensar están basados en un conocimiento parcial, pues no se nos ocurre pensar que lo hagas con mala fé (como decíamos en el artículo). En esta página web (que recomendamos en el Blog) http://www.asociaciones.org puedes profundizar en lo que es una asociación en la legislación que le afecta, en su fiscalidad en su economía, recursos humanos y en sus responsabilidades legales. Por otro lado en este mismo blog acabamos de publicar un artículo “Reflexiones sobre el amateurismo en las Artes Escénicas” que quizás te ayude a comprender mejor el mundo del teatro amateur.

    Si te molestas en ojear esas recomendaciones te darás cuenta que afirmaciones tuyas como

    …Si su actividad es de aficionado en ningún caso podrá obtener remuneraciones económicas por practicarla
    o
    … hay individuos y colectivos … … que perciben “salarios” a pesar de ser aficionados

    están lejos de la realidad y además son injustas.

    Los grupos aficionados pueden recibir retribuciones. Un grupo puede cubrir los gastos (transporte , alojamiento, manutención, etc.) de sus componentes en un desplazamiento para realizar una función en la que han estado trabajando durante meses sin recibir nada a cambio. Cualquier integrante de un grupo aficionado tiene derecho a percibir una cantidad en concepto de compensación (no como salario) por los gastos realizados, y la asociación (el grupo) puede realizar esos pagos (que deberá justificar y documentar adecuadamente) e incluso puede contratar (como tu mismo dices) a profesionales para ciertos trabajos técnicos especializados (dirección, producción, distribución, ect.) o comprar o alquilar vestuario, material de iluminación o sonido, furgoneta para el transporte. Es más frecuente de lo que te imaginas. Si ciertas ONG que son casi multinacionales lo hacen, siendo entidades de interés público la mayoría de ellas,… ¿porque no lo puede hacer un modesto grupo de teatro aficionado?.

    Hay grupos que "militan" en el teatro aficionado desde hace más de 25 o 30 años y por sus filas han pasado actores o directores que ahora son profesionales, y nunca han ambicionado la profesionalidad y en sus respectivos espacios, o ámbitos de actuación, son respetados por su coherencia, responsabilidad, calidad y buen hacer. Por cierto nunca hemos visto a un excelente profesional que hable mal de sus inicios como amateur. Más bien al contrario, lo hará con cariño y reconocimiento. Solo los mediocres y resentidos, los que nunca serán buenos profesionales, hablan con desprecio de su pasado como amateurs.

    Quizás algunos profesionales no saben esto (las posibilidades, los pros y los contras, de una asociación sin ánimo de lucro) o si lo saben prefieren embarcarse en la aventura profesional porque “mola” más ser profesional y les da vergüenza llamarse amateur por miedo a que no se les reconozca su “valía”.

    Por otro lado la comparación de un esquiador con un grupo de teatro aficionado, nos vas a disculpar, pero no es muy afortunada. Lo podría ser (aunque seguiría siendo poco adecuado) si lo comparases con un club deportivo de esquí (existen y tiene la misma regulación) que acude a participar en una competición aunque esta tenga premios en metálico y muchas veces están esponsorizados (o subvencionados) para poder acudir a dicho evento.

    Los buenos profesionales no deben de tener miedo de los amateur. Y los amateur deben hacer su actividad sin complejos de culpabilidad. Los dos pueden cohabitar bajo el mismo techo y complementarse, como ocurre en otros países, donde las administraciones no miran para otro lado.

    Tu ultimo párrafo lo asumimos al 100% y añadiríamos además …vengan de donde vengan y las practique quien las practique (amateurs o profesionales).

    Un cordial saludo.

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  6. Lo primero que he de decir es que yo soy integrante de la plataforma “Yo apoyo al teatro profesional asturiano”. Plataforma que ha sido creada recientemente por profesionales de las artes escénicas asturianas como respuesta a la situación de asfixia que vive el Teatro Profesional asturiano, atenazado por varias circunstancias que han ido tomando forma durante los últimos años.

    Aunque sea integrante de dicha plataforma quiero aclarar que hablo a título personal y que mis comentarios, en ningún caso, deben ser atribuidos a dicha plataforma.

    Vistos los artículos publicados en vuestro blog:
    1. “Reflexiones sobre el amateurismo” de Carlos Taberneiro,
    2. “La Plataforma "Yo apoyo al Teatro PROFESIONAL Asturiano", acusa al teatro amateur de intrusismo, deslealtad y suplantación”. escrito anónimamente, y leyendo los comentarios escritos en esta última publicación, puedo observar el desconocimiento que muchos de vosotros tenéis respecto a la realidad de la situación de las artes escénicas en el Principado de Asturias (cosa, por otro lado, totalmente comprensible)

    Parece ser (y seguramente sea por culpa nuestra ya que no debemos explicarnos correctamente) que no se entiende que desde la plataforma no atacamos al teatro amateur.
    Una gran parte de las personas que conforman esta plataforma han comenzado su carrera artística en grupos amateur, y ninguna de esas personas se avergüenzan ni esconden su pasado. Podríamos decir todo lo contrario. Hablan de forma realmente orgullosa de ello.
    Os confesaré una cosa. Me encanta el spinning…
    Hago ejercicio, libero tensión, me divierto y además conozco gente. Desgraciadamente las clases de spinning no son gratis. Así que para disfrutar de esa actividad que tanto me gusta no me queda más remedio que pagar religiosamente una mensualidad al gimnasio donde recibo dichas clases.

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  7. Entiendo que como afición mía que es, nadie me la debe subvencionar (y por sí alguien tiene la tentación de responderme argumentando la importancia del apoyo a la cultura, deciros que podría estar horas hablando de la importancia de fomentar el deporte y la vida sana por parte de la administración pública, así como de los ahorros que probablemente tendrá el sistema de sanidad público si la población mantuviera una vida sana y equilibrada)

    No os voy a negar que si el Principado abonara por mí la mensualidad aceptaría encantando.
    Pero… ¿alguien entendería que el Principado me pagase y yo cobrase por ir al gimnasio y recibir clases de spinning?

    Para evitar que alguien haga demagogia con mi ejemplo, lo modificaré un poco.
    Supongamos que nos juntamos unos cuantos amigos para hacer spinning y conformamos una asociación llamada: “Club deportivo de Spinning”
    ¿Entonces ya tendríamos derecho a cobrar por practicar el spinning?
    Si te dedicas al teatro amateur, eres amateur. Haces teatro por gusto, por afición, por terapia, por compartir tu tiempo libre con otras personas o por la razón que sea.
    Pero sea cual sea esa razón, NUNCA debe existir lucro por llevarla a cabo.

    Incluso, y valiéndome del argumento que he dado anteriormente, como afición que es, entiendo que puede ser costosa para aquel que la practica.
    Aún pensando como he explicado, puedo “aceptar” y “entender” que a las compañías amateur se le ayude económicamente (por medio de subvenciones o permitiéndoles ensayar en espacios de forma gratuita) para hacerles menos costosa esa afición, ya que de alguna manera también hacen cultura en esta región (en esta o en cualquiera)

    Pero si las compañías amateur ya reciben subvenciones…
    ¿Por qué deben cobrar cachets que en algunos casos superan los 1000€?
    Si esas retribuciones se hacen en concepto de gastos…
    ¿Una compañía de teatro sin ánimo de lucro tiene 1000€ de gastos por cada actuación que hace? ¿En qué se gastan ese dinero?
    ¿Por qué los actores y las actrices de las compañías cobran sueldos de 80 e incluso 100€?
    Si ya han recibido subvención ¿No deberían actuar gratuitamente?

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  8. Debemos dejar claro que no todas las compañías amateur son iguales, al igual que no todas las compañías profesionales lo son.
    Algunas compañías amateur hacen teatro por el hecho de compartir una afición y pasárselo bien.
    Pero desgraciadamente otras han visto en el teatro amateur una buena “mina”, una buena manera de sacarse un dinerito extra (a veces no tan dinerito…) haciendo algo que les gusta.

    Apoyo y apoyaré siempre el teatro amateur como un aportador cultural que es.
    Apoyo y apoyaré siempre la importancia de la cultura en el desarrollo y la educación de un país.
    Pero apoyaré al teatro amateur cuando realmente sea teatro amateur y no un negocio encubierto.

    Una compañía profesional es una empresa privada. Como cualquier empresa privada tiene unas obligaciones legales y fiscales. Obligaciones que no tienen las compañías amateur.

    Las compañías profesionales tienen que pagar a los actores que trabajan para ellos. Pagarles sus sueldos, darlos de alta en la seguridad social, las retenciones etc… de cada ensayo y de cada función.
    Esto, como es obvio, hace que las compañías profesionales tengan unos gastos y que el producto que vendan sea más costoso que aquellos que ni pagan autónomos, ni pagan ensayos, ni pagan seguridades sociales ni pagan nada.

    En Asturias compañías profesionales y compañías amateur compiten a la hora de vender sus productos a los teatros.
    Como es lógico aquellos que no tienen gastos pueden ofrecer su producto a un precio muy inferior al de aquellos que si lo hacen.
    Ahí nace el problema. Y ahí reside la competencia desleal

    Con esto, se está creando un mercado “alternativo” en el cual aquellos que no tienen ciertas obligaciones fiscales pueden vender sus productos a mejor precio.
    Se está creando un mercado en dónde aquellos que realizan su actividad desde el estatus “profesional” se ven gravemente perjudicados por aquellos que la realizan desde el estatus “amateur”
    Y las administraciones publicas en vez de diferenciar las distintas naturalezas de los grupos creadores, en su afán de ahorrar dinero, disminuyen o eliminan la contratación de teatro profesional y cubren sus programaciones con teatro amateur.
    ¿No es eso intrusismo y competencia desleal?
    Y si no lo es: ¿Cómo explicáis estos datos?
    • En 2011 en Asturias por primera vez las funciones de compañías "amateur" superaron a las PROFESIONALES:
    409 Teatro Amateur
    398 Teatro PROFESIONAL

    • En 2011 se programaron 100 funciones MENOS de compañías profesionales que en 2010

    (Datos obtenidos a través del “Anuario de Teatro de Asturias” y del B.O.P.A)

    • En el día internacional del teatro del 2012, NINGUNA compañía profesional asturiana trabajó en ningún teatro asturiano. Por supuesto si lo hicieron compañías amateur (cobrando sus respectivos cachets)

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  9. Es ilógico que los ayuntamientos paguen a aficionados por actuar. ¿No vale con que les cedan el espacio para desarrollar la actividad?
    Es ilógico que compañías profesionales y amateur compitan por un espacio donde trabajar.
    Es ilógico que los ayuntamientos reduzcan incluso anulen la programación teatral profesional pero mantengan y aumenten la programación de teatro amateur (por supuesto pagando sus cachets)


    Pero es cierto que de eso las compañías amateur no tienen la culpa…

    Vuelvo a repetir que no todas las compañías amateur ni todos los participantes del teatro aficionado son iguales (para que no haya dudas de que no ataco a todo un sector si no a participantes concretos de ese sector)
    Más allá de la moralidad de cada uno, lo cierto es que la culpa no es de aquel que se aprovecha de la situación si no de aquellos que lo permiten.
    Y quienes lo permiten y lo fomenta son los diferentes políticos que han “gestionado” esto.

    En el artículo de Carlos Tabeiro se dice:

    “Ser amateur no es menos que ser profesional. Simplemente es otra manera de hacer las cosas. La raíz de la palabra “amateur” es amor. Alguien que hace algo por amor es un amateur. Alguien que hace las cosas para poder pagar sus facturas es un profesional. Los amateurs tienen más integridad que los profesionales. Si eres un amateur tienes menos conflictos de intereses y menos motivos para no decir la verdad que si tienes que conseguir pagar tus facturas y agradar a todo el mundo”

    “Hay un cierto complejo en reconocerse como perteneciente al teatro amateur, aficionado o no profesional. Muchos grupos imitan las estructuras profesionales por ausencia de modelos propios. Por otro lado un cierto número de profesionales ve lo no profesional como competencia desleal o intrusismo y por lo tanto lo desprecia y lo presenta como un producto imperfecto o mediocre que solo interesa a unos pocos”

    En ningún caso desde la plataforma se ha dicho ni insinuado nada parecido a eso. Y por supuesto esto no es una guerra de ver quién es más culto o más integros, o dicho de forma más chabacana, “Hombre, no es cuestión de ver quién la tiene más larga”
    Desde mi punto de vista, y sin querer ofender a nadie, me parece que afirmaciones de este tipo responden más a un complejo propio que a un ataque desde afuera:

    “Excusatio non petita, accusatio manifesta” (excusa no pedida, manifiesta acusación)

    “El amateurismo llega más lejos con un presupuesto exiguo que un profesional en les mismas condiciones porque suple con imaginación, pasión, sinceridad lo que no puede comprar. Las compañías no profesionales llegan, a sitios que los profesionales no pueden o no quieren llegar”

    Tan solo puedo decir que estas afirmaciones son juicios de valor que en ningún caso se acercan a la realidad asturiana y que ponen de manifiesto el desconocimiento total sobre la realidad de en primer lugar de las compañías profesionales (muy lejos de poder comprar aquello que no según esta afirmación no son capaces de suplir con imaginación, pasión y sinceridad) y en segundo lugar la realidad del teatro amateur del principado. Si supieras los datos reales de las subvenciones recibidas por compañías Profesionales y amateur en Asturias seguramente no harías afirmaciones de este tipo.

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  10. “Las compañías no profesionales actúan en espacios que no aceptarían nunca las compañías profesionales (sus montajes no están pensados para estos espacios) y a salas con dotaciones técnicas claramente insuficientes. No obstante consiguen atraer la atención del público, su reconocimiento y sus aplausos”

    Esta afirmación vuelve a poner de manifiesto el total desconocimiento de la situación real de las artes escénicas en Asturias. Las compañías profesionales y amateur trabajan (y digo trabajar porque cobran por ello) en las mismas salas.
    Y sí, ambas comparten salas con dotaciones técnicas claramente insuficientes.
    Respecto a lo de atraer la atención del público, me congratulo de que así sea. Eso es bueno para todos. Pero debemos remarcar que en Asturias una gran cantidad de programadores no notifican a su público que el espectáculo que van a ver es de una compañía amateur o profesional (¿Por qué será? ¿Tienen algo que ocultar? )

    Desde el artículo publicado anónimamente se dice:
    “A nosotros nos produce tristeza. Una tristeza que viene de comprobar que alguien piensa que los responsables, de la mala situación de las artes escénicas en general y de las profesionales en particular, son los amateur. Eso es no entender nada, o no querer morder la mano de quienes les subvenciona o tiene que abonar las deudas pendientes, por si en el futuro hay que llegar a acuerdos con ellos”
    ¿No querer morder la mano de quienes les subvenciona?
    ¿No es acaso una forma de morder la mano denunciar públicamente la nefasta gestión de los diferentes gobiernos en el ámbito teatral?

    Si tan poca razón y descabelladas son las peticiones de la plataforma… ¿Por qué ningún responsable del teatro amateur asturiano ha salido a “defenderse”?

    En mi opinión tantas respuestas sin responder y tanto silencio responden a algo tan simple como que muchos de esos responsables saben que la situación actual es completamente injusta para el teatro Profesional pero mientras ellos sean los beneficiados, cuanto más calladitos: mejor.
    Y si nos ponemos a hablar de morder o no morder a aquellos que nos subvencionan…
    ¿Contamos al gran público cual es la relación real entre ciertos partidos políticos y cierto dirigente de FETEAS (Federación de grupos de teatro amateur del Principado de Asturias)?

    Obviamente el problema del sector profesional de las artes escénicas en Asturias no recae únicamente en el teatro amateur. Pero tampoco me cabe duda de que este es uno más de ellos.

    Finalmente, en otra cosa os voy a dar la razón:
    Ladran, luego cabalgamos amigo Sancho.

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